jueves, 5 de agosto de 2010

Tierra de memorias y penas


Tal ves fue un momento de suerte, momento por el que todos pasamos para estar aquí. Puedo decir que fuera o no de suerte cambio el rumbo de mi vida…
Tenia que ser así, mientras esperaba y fumaba ese último cigarro, me recogieron, eran dos personas, normales, del común, bajos, pelo oscuro, uno hombre, la otra mujer. Ella tomo mi mano y con una hermosa voz concilio mi pesado caminar, así me guió hasta el pequeño carro o mejor carruaje, no se como llamarlo… tenía dos ruedas tirado por fuerza humana, el hombre tomaba dos largueros de madera y jalaba, encima de las ruedas una silla y un techo de lona… ya una vez sentados allí, ella comenzó de nuevo a hablarme, y decirme muchas cosas de mi vida.
Por algunos momentos pensé que estaba al lado de una gitana que leía mi mano, sabia mi pasado y mi presente, pero no hablaba de mi futuro, sus ojos redondos y negros me penetraban el pensamiento y en especial mis sentimientos. Me hablo de aquellos momentos claves de mi vida, donde las cosas cambiaron para bien o para mal.
Mientras me recordaba dolorosos y buenos pasajes de mi caminar por el mundo el carruaje se detuvo. Me pidió muy cortésmente que bajara, debíamos visitar algunas personas, así entonces, entramos en un bar lleno de ventanas grandes, sin muros, rodeado de fuentes y decorado con lindas mesas y sillas de madera con cojines blancos. Las mesas decoradas como bambú entre delicados floreros.
Entramos, me indicó una esquina donde yo debía sentarme, allí al margen de todos los asistentes, observe como grandes amigos se reunían para tomar una chela y recordar, era una despedida, muchos reían, otros recordaban con melancolía momentos claves de sus vidas, en las que curiosamente yo fui parte. Un lindo momento, el ver y recordar como soy parte de la vida de los demás, donde quiera que esté siempre estaré en sus pensamientos y recuerdos, he de preocuparme cuando nadie pueda ya recordarme o cuando no tengan motivos para hacerlo.
Mientras divagaba entre estos pensamientos y observaba entretenido el festín a mi alrededor, mi gitana se acerco para decirme – ya es hora, pronto amanecerá, todavía tenemos una parada por realizar – sin comprender mucho a que se refería esta extraña anfitriona de la noche, la acompañe.
Mayor fue mi impacto al ver que llegábamos a mi primera casa de infancia, la cual no habito hace mas de 30 años! Al entrar, fue como volver en el tiempo, todo estaba como lo había dejado en mi memoria, al entrar a mi habitación todo cambió, no se trataba de mi lugar cuando lo deje, presentaba una extraña mezcla entre lo que había dejado años atrás y lo que tenía hoy…
Ella al oído de forma suave me dijo – puedes recoger lo que quieras, solo piensa que las cosas dejadas constituirán lo que muchos tendrán de ti mañana – solo pude mirarla extrañado pues no comprendía que ella era la muerte, que me había permitido como último deseo recordar quien soy, quien fui, y así reconstruir lo que los demás recordarán sobre mi… para así seguir existiendo en las memorias de los demás, desapareciendo conforme ellos no me recuerden o dejen de vivir…
Ya es hora – dijo, debemos partir, este mundo ya no es tu mundo, deja tus recuerdos en esa caja, en el viaje que emprendes no eres los recuerdos que cargas, eres los recuerdos que dejas – así cerré los ojos… Ahora cuento este cuento por que decidí que sería la mejor forma de plasmar mis recuerdos y dejar algo para ser recordado… mi última noche aquí… en la tierra de las memorias y las penas.

miércoles, 23 de junio de 2010

tu

Si las esposas de los dioses se fugaron para vengarse de sus esposos en las noches, bajando a la tierra para vivir aventuras también.
Seguramente fue éste el caso cuando te encontré a ti, o mejor, tú me encontraste a mi…
Sólo así podré explicar lo que pasó y la magnitud de lo que fue y de lo que espero pueda volver a ser…

Inspirado en “Hera” de A. Filio.

domingo, 14 de marzo de 2010

Acto final


Había una vez, en alguna ocasión… un grupo de personas se reunieron en torno a su humanidad, él comenzó de nuevo un cuento, uno muy especial… igual que los demás, como todos especiales, como todos únicos, como todos llenos de sentimientos, que tan solo tal vez serían relevantes para sí mismo.
Definitivamente solo relevantes para sí mismo… o tal vez por primera vez sería relevante para alguien más… una historia… sin palabras ni sonidos… su silencio frente a la audiencia fue total! Decepcionante… abrumadora! Todas esas personas! todos esos ojos fijos en una persona que no habla y si mira a cambio… que escasamente narra algo con sus muecas faciales o su mirada muerta.
Muchas gracias – dijo – los aplausos de mutuo convenio faltaron en esta ocasión… la moneda de agradecimiento no llego y así una vez más… nuestro narrador dio por terminada una historia.
Pero con esta historia tal vez comenzó la más importante de todas… el cuentero, nuestro amigo, se había cansado de narrar historias, se cansó por fin de vivir sus sueños en las historias de sus personajes… mando a la mierda los sueños de todos y cada uno de ellos… desterró los sentimientos de los que hablaba… pues, de qué sirven tantos pensamientos en un espacio narrativo si no se pueden sentir?… si al hablar de ellos, se cristalizan y encierran en una bola de cristal?
Nuestro cuentero por fin se niega a ser la omisión o cumplimiento del guión de esta maldita ciudad… es su momento más brillante… el más lucido… mientras colgaba esa soga arreglada a la viga principal de un bar desocupado… a plena luz del día… tomando una copa de vino de increíble sabor… para poder de esa forma colgar para siempre las historias, los personajes… para suicidarse!
Es esa la más noble historia del cuentero… su suicidio, pues gracias a ese sublime momento… yo quien estaba aquí narrando su historia y recordando sus momentos en mi, puedo hoy en día dormir recordando mis momentos vividos… ahora duermo con los brazos arriba… solo para recordar y disfrutar la compañía de mis recuerdos… los míos! Ya no son los de aquellos personajes de mi cuentero… he allí la verdadera historia… y la tuya… cual es?