viernes, 13 de febrero de 2009

Antes del primer trago… después del primer tiro…

Hoy en medio de charlas de alta envergadura y turmequé, donde todos y todas se lanzan a mostrar por medio de leguajes complejos cuan efectiva fue la inversión realizada en la universidad, uno a uno pasan… uno a uno complican y muestran un discurso más elaborado y complejo.

Entonces en medio de este esquema, aparece un niño… entra y rompe toda la dinámica del lugar… él con sus ropa rota y su cara sucia, al parecer si fijas tu mirada en su pelo notarás sus pulgas y piojos… él parado al interior del circulo, escuchando una extensa disertación sobre el género, la clase social y la explotación de aquellos que son catalogados por el binomio clásico de hombre y mujer… en los más construidos y elaborados términos del marxismo ortodoxo.

Al terminar la exposición, los aplausos tomaron lugar… al apagarse el sonido de un eufórico público el niño pidió la palabra… “pueden darme una monedita para comer?”

Ahora el publico académico que habla del problema social, distrae su atención, solidariamente todos dan una moneda… como no hacerlo! Aquí todos somos humanistas…

Entonces pienso… si realmente somos eso… humanistas!!! Si es así… porque seguimos cultivando nuestro ego intelectual desconociendo el alter?... porque seguimos hablando de revolución en el papel y desconocemos lo que realmente pasa…

Mientras escribo estas líneas recuerdo la frase de un borracho trombonista… “el amor no está ni se encuentra en los libros” entonces porque insistimos en mirar la realidad en los textos, pensamientos e hipótesis en el papel???

Sin embargo pese a lo anterior sigo aquí sentado… estático… frío! Escuchando disertaciones complejas, elaboradas… por favor alguien tiene que reaccionar!!! AYUDENME!!!

Ahora… alguien pregunta… ¿Qué cosa es el individuo?

Definitivamente nuestras cabezas se pudren pensando, comparando, analizando, aprendiendo y aprehendiendo lo que los padres del sistema dijeron… todo con el pretexto de la revolución!!! Cuan tontos somos… como funciona una revolución de alguien que ni siquiera trata de pensarse a si mismo?

Queremos la revolución que los padres del sistema nos señalan que debemos realizar… es como si nos construyéramos desde afuera… como en la canción de los caifanes, solo que nuestra afuera representa el adentro que ellos requieren en nosotros… Así estamos fuera de nosotros/dentro de ellos, y así no nos cuidamos… nos caemos… e inevitablemente morimos…

Últimas palabras de un “cientista” social en crisis… el cambio no se hace en las aulas o en las teorías de los que nos joden… el cambio se hace con la gente en la lucha del día a día… al menos eso creo hoy… espero creerlo mañana y lucharlo hasta el final…

Cierra los ojos

Ahora imagina la pantalla oscura de un teatro… estas a punto de comenzar a ver los avances de las próximas historias… las próximas películas… las próximas ventanas que te mostraran lo que debes ser… lo que quieres ser… o peor… lo que nunca llegaras a ser….

Siempre me lo dijeron… podrás ser quien quieras ser si trabajas duro… aun así no importa cuánto se quiebre mi espalda no llego a lo que tengo en mente… la victoria eterna, la satisfacción completa… nada de eso lo siento… la música no suena cuando me pasan las cosas que me pasan… cuando la beso no suena una hermosa canción que nos distingue… si es el caso suena una que muchos otros escuchan en el mismo lugar…

Cierra los ojos… el cine está por comenzar… la nueva historia y el nuevo deseo… la misma importancia de siempre… la impotencia que te imprime el no poder conocer los lugares que te muestran… poder vivir las grandiosas historias que presentan… poder dejar de ser el ordinario ser humano… el ordinario ciudadano que día a día se levanta para realizar las mismas actividades de los demás días de la semana…

Ahora puedes abrir los ojos… porque lo que veras es una historia más… de un solo sujeto ordinario… no hizo nada diferente a lo que tú o yo haríamos o haremos en el transcurso de nuestras vidas.

En alguna ocasión sentando al borde de los acantilados del Maule, al sur de América mirando el océano pacifico… contemplando el silencio de la modernidad y disfrutando el ruido del mar, acompañado de un sórdido silbido de mi amigo sentado a mi lado… mirando el lago Budi, natural y único lago salado de América casi  al borde del pacifico, me contó una bella y real historia del sector…

Allá abajo, al costado sur del lago puedes ver esa casa? La del techo blanco… que sobresale entre esos dos cipreses… allí vivió hace muchos años un hombre alto… casi de dos metros de nombre Manuel Aguayo, tenía por compañía su esposa, un caballo hermoso y un fiel perro de origen pastor alemán… no se le conocieron hijos… aunque algunos dicen que fueron víctimas de la pacificación o de la organización del Estado… muchos otros aseguran que simplemente emigraron a tierras más altas después del maremoto que cambiara la geografía del lugar…

Lo que si se supo bien de aquel hombre era su gran pasión por el vino… con el cual dialogó durante sus últimas décadas todos los días… aunque era un fornido y fuerte hombre de campo, padecía de una enfermedad llamada epilepsia poco conocida en aquella época… la cual se le complicaba al consumir alcohol. Sin embargo el nunca se preocupo de los posibles efectos de semejante aberración de su salud…

Desde aquella casa al borde de la boca del lago Budi, entre los dos cipreses, al margen también del océano pacifico… hasta el centro poblado de aquel pequeño puerto  es preciso caminar por el acantilado que rodea el borde costero por los lomos del cerro Maule cerca de cuatro kilómetros, unos 25 minutos… en estos días es posible recorrer esta distancia por la vía moderna en asfalto que conecta estos dos rústicos  lugares, en un auto es posible hacerlo en menos tiempo… ahora si se usa el asfalto al monto de un buen animal, se puede recorrer todo el trayecto en unos 15 minutos con el jolgorio o éxtasis de recrear el alma con estos hermosos paisajes…

EL embriagador mosto lo venden solo en el centro poblado del puerto… así que nuestro buen Manuel Aguayo siempre salía al comenzar el alba con la siempre fiel compañía de su caballo canela y su enorme perro duke, montado en su buen caballo, quien lo llevaría en unos 15 minutos al centro poblado, donde él a su vez podrá sentar sus casi dos metros de altura en el bar para disfrutar de su premio diario, su buen vino… para luego volver a montar embriagado su caballo canela quien tendría –como siempre- la responsabilidad de regresarlo a casa por la única vía posible,  el borde de la barranca por un buen trayecto, hasta donde deberá cruzar a la derecha para entonces subir la montaña que recorre el acantilado  del Maule paralelo al océano pacifico, luego bajar para encontrarse con un nuevo giro donde abrirá a la vista un hermoso lago engalanado con bellos cisnes de cuello negro… donde dos gigantescos árboles guardan su casa.

Fue normal para todos en el centro poblado ver salir aquella gran silueta en tierra de hombres bajos, a montar en estado de embriagues a su caballo para cruzar todo el camino hasta su casa por la orilla del río imperial en dirección a la villa Maule, incluso también se había convertido en un show para los habitantes ver como en medio del camino… aquel hombre sufría una y otra ves ataques de epilepsia montado en su caballo… en algunas ocasiones caía al suelo… generando un gran sonido al chocar contra las pequeñas piedras del camino o rodando  hasta  llegar a caer bajo la barranca  de uno a dos metros de altura…

Lo que nunca fue normal, fue ver cuando en varias ocasiones en la misma escena anterior, al caer no encontraba suelo… sino la arena de la orilla del río imperial… eso ocurrió en pocas ocasiones al pasar por el malecón… cayendo cerca de la altura del caballo mas unos metros… altura desde la cual su perro… siempre fiel compañía, que no perdió un solo trago de vino de su amo, una sola borrachero o ninguna caída…  terminara por sacarlo de la barranca tirándolo  desde su manta… esperando que al subir la marea el cuerpo flotara y halando terminara por sacarlo de nuevo a la orilla del camino.

Una noche la historia se repitió… el hombre salió de su casa a tomar vino en el centro poblado, fue sobre su caballo y acompañado de su perro Duke… la escena de la salida una vez más se repetiría… exceso de vino… ataque de epilepsia… caída… esta vez en un nuevo lugar… el punto más alto del acantilado…

El perro como siempre busco tomar a su amo de la manta… pero en esta ocasión la altura se lo impidió… al pasar los minutos, la marea comenzó a subir… finalmente el hombre murió ahogado… allí a la altura que fue imposible para su fiel perro sortear para salvar una vez más su vida…

Al amanecer la policía fue a la casa con los dos árboles a la orilla del lago que se encuentra al lado del océano pacifico… buscando a la esposa de don Manuel Guayo, hombre de casi dos metros… le comunicaron los hechos acaecidos y luego, le pidieron que ayudara a controlar el perro… quien desde la noche anterior se encontraba apostado  junto al cuerpo en el punto desde el cual calló … él no se movía y no dejaba que nadie se acercara, no sin al menos antes proferir amenazas con sus colmillos…

Ella, la mujer de aquel hombre, fue a calmar a ese perro quien solo se dejo sujetar de ella… perro que no se movió en ningún momento, acompañado sin movimiento a su vez del caballo, quien se quedo esperando sentir a su amo remontarlo…

Después del entierro… pocas semanas después el caballo murió… murió de inanición en el corral de la casa   … no comió desde aquel día hasta que el sueño de la muerte lo abrazo… Duke, el gran perro se fue al cementerio sin que nadie se percatara de ello y murió también de hambre acurrucado sobre la tumba de su amo…

Ahora cierra de nuevo los ojos… una historia más pasa por tus ojos… salen los créditos… hora de retornar a la realidad…