Hoy escuche la canción del oso, desee regresar al campo, ser libre y respirar las tardes. También escuche piso de madera, que me recordó las gracias de la soledad, de encontrarme conmigo mismo, así que aquí estoy, como un cronopio tal vez, en otro aspecto como una fama… miles de recuerdos llegaron a mi tras una tarde de música y cerveza, ya lo sabes, mis recuerdos están empaquetados y organizados por la música… entonces al encontrarlos de nuevo celebre la vida, aquella que se desvanece con cada amigo que ya no está… esa que vale la pena con cada nuevo recuerdo que genero en la gente que me acompaña, en cada momento vivido.
Quise escribir cuentos como nunca, tal vez por eso no logre escribir un cuento… solo un retazo de pensamientos que escasamente hilan los unos con otros… pero en últimas un cuento, una historia, un día… un espacio recorrido, un día menos de vida… un día más cercano al destino que nos espera inevitablemente.
No se trata de una alabanza a la muerte o al dejar de estar, por ir a otro lugar, al contrario, se trata de reconocer la infinita alegría de respirar aunque el “aire llegue solo”, mientras recuerdas como se la llevo un rio… igual realizaré mi mejor intento… una historia…
Se trata de una que comienza en cualquier lado, en cualquier momento, se trata de una canción, de un ritmo que impregna los rincones desconocidos de tu alma… se trata de un piano, un bajo, un kultrun, una guitarra y una dulzaina, acompañada de un buen tiple Colombiano, que acompañan las palabras que siempre imaginaste y que son difíciles de escribir… se trata de los sentimientos corriendo libremente por ti… se trata de un recuerdo.